21.3.07

Laberinto

Primero quisiste parar. No supiste contener la duda y yo no supe contener mi sorpresa. Y en ese segundo tu miedo, tu triste dominio escondido en tu máscara de incertidumbre se hizo gran impulso y quisiste seguir. Entonces, seguí y te tomé de la mano para dejar que me lleves a un lugar formado por calles y encrucijadas floreadas. Compartí tu ilusión de primeros suspiros y me extasié con el olor de las flores. Entonces te pregunté: ¿De qué color es el viento? Nuevamente paraste. Volviste a parar para perderte en tu intencionado complejo que mezcla el color con las palabras del ayer. Abrumado por la intensidad del instante, no supiste contener la duda y en tu vuelta no respondiste. En ese segundo, yo dudé. En ese segundo me tuviste y me extrañaste y así todo nos fue provocación. Te provoqué con el sabor del momento y se me antojó que todo, tu ausencia y tu triste reinado se te hicieran provocación. En ese mismo segundo te tuve de la mano y vi tras tu aire, tu cielo diluido. ¡Es tu duda la que me aleja del llamativo olor de tu perfume! Así, en un segundo, deseé que te tragases tu perfume desbordado de tu naturaleza inevitable. En ese segundo de duda y locura me viste. Volviste.

No hay comentarios.: