18.3.07

Alicia, Juan y Todos

Cuando Alicia y Juan se conocen, Todos dice ser feliz por lo que pasa.
Cuando Alicia está feliz en su mundo de Maravillas y Juan está subiéndose a la senda de ladrillos amarillos, Todos se interesa en el chusmerío.
Cuando Alicia y Juan caminan en espejadas historias paralelas, sabiendo que se van a fundir en una Ciudad color Esmeralda en donde tomarán el té, Todos se invita a festejar su no-cumpleaños, aun sabiendo que Alicia y Juan no podrán abstraerse de su sinfonía de sentidos.
Cuando Todos finalmente se sube del pié de página al último renglón, y del último renglón al cuento, empieza a preguntar más de la cuenta sobre Alicia y Juan, no porque quiera entender sino porque simplemente no le interesa ver que la esencia entre Alicia y Juan está tan visible que le duele.
Cuando Alicia y Juan comparten esa esencia y ya las preguntas sobran, a Todos no le interesa saber cómo llegaron a ser cómplices, pero sí envidia a Alicia y Juan como fiel anti héroe.
Cuando la complicidad de esa historia entre Alicia y Juan se escribe una tarde, tirando imágenes aisladas sobre una servilleta de papel, Todos se desvive por entender porqué ese pedazo de cuento los acerca de una forma que nunca más, ni Alicia ni Juan, volverán a sentir. Menos Todos.
Cuándo Alicia pierde ese papel, Todos se regocija al saber que ella lo ha perdido con ganas y al sentir que hoy está débil por no encontrar al héroe de su historia.
Cuando Alicia se siente así, Ciudad Esmeralda es más fría que nunca, refleja cada vez menos el verde de Juan y entonces la bruja malvada del Oeste aparece en la historia como mitad de Todos, quien ordenó mandar al ataque a sus monos alados, adueñándose de los sabores del té y el festejo del no-cumpleaños.
Cuando Alicia ya no le pertenece a Juan y Juan no es más parte de Alicia, a Todos la historia le aburrió y ya no le interesa saber ni cómo ni porqué la dualidad se dividió en antítesis.
Cuando Alicia no sabe cómo salir de la locura de su mundo de Maravillas, Todos se ríe de Alicia y disfruta comiéndose a Juan. En ese momento, Juan regala la magia de su nombre y se derrite en letras sin sentido, volviéndose uno más del resto para Alicia, uno más de Todos.
Cuando Alicia siente eso, yo me veo más Alicia que nunca y todas estas preguntas no dejan de eclipsarme la conciencia, el alma que ya no es de Juan y mucho menos de Todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Alguna vez fuiste Alicia. Alguna vez yo fui Juan. Hoy los dos caminan separados por Todos, seguros de que se van a volver a encontrar.