30.8.08

Resúmen de la mujer en Venecia

- Bueno, no. La idea era hacer algo, pero si no me iré a dar una vuelta por ahí con los chicos.
- Me parece bien. ¿Sabés a quién me crucé el otro día? Al del colegio... no me acuerdo el nombre, ese que fumaba mucho.
- ¿El que se drogaba?
- Noo! El que fumaba mucho, no te hablo de marihuana.
- Ahh, sí, pero no me acuerdo el nombre. Yo me crucé a la ex por la facu una vez. Bah, creo que era la ex porque estaba muy cambiada. Una vez por hacerle la gamba me quedé toda una tarde con ella en el parque haciendo tiempo.
- Jaa! ¿¿De verdad??
- Sí. Me acuerdo porque me dijo "El diálogo asesina el aburrimiento, abre las ventanas y se respira aire nuevo, hablemos!". Cuántas boludeces. Nos creíamos sabios por usar palabras grandes. Era buena compañera igual. Me prestó un libro esa tarde, nunca más la vi, nunca más se lo devolví.
- ¿Qué libro?
- La vuelta al mundo en 80 días.
- Un amigo mío es fanático de Verne...
- Lo conozco.
- ¿Lo leíste? Por lo menos...
- No.
- ¡¿No?! Que lo tenés, ¿juntando polvo?
- Qué se yo.. Es de ella el libro. Leerlo sería robarle frases que nunca leyó.
- Es un libro.
- Y es de ella....
- Pero la viste y no se lo devolviste.
- ¿Y?
- Que los libros son egoístas. Nunca vuelven. Es tuyo.
- Y el diálogo no oculta silencios, los enfrenta o los contiene.
- ¿A vos ella te contuvo?
- ¡Era la novia de un conocido!

- ¿Y? Si tenés años de no verlo y nunca te cayó bien... Ahhh, vos nunca la tuviste.
- Eran amores diferentes.
- Podríamos ir a tomar un trago al bar si querés.
- Lástima, se esta bien aquí. Preferiría quedarme si no te molesta.

- ¿Qué fue eso?
- No es nada. Después pasa...
Hay un sol imprescindible afuera, ¿no?